Dánica: un clásico que no pasa de moda.
Dánica de San Isidro nos abrió sus puertas el día de hoy para ir a probar los platos de su carta.
Una variedad de bebidas deliciosas nos sorprendieron al llegar. Una limonada de hierbabuena, un jugo de granadilla con mandarina (altamente recomentado) y un «ananá lampone» (naranja, piña y frambuesa).
Como entrada, nos trajeron el «piqueo portofino» tenía mozarella de buffala ( <3 ) tomatitos cherry, prosciutto y arúgula. Una delicia, realmente la mejor manera de abrir el apetito. Venía acompañado de unas tostaditas buenasas, perfecto para compartir entre 3 o 4 personas.
Una vez que el plato se terminó (hasta el último tomate), pasamos a los platos de fondo. Lo primero, y que nunca tiene pierde fue el risotto de lomo saltado. La foto lo dice todo… el plato super contundente, el lomo jugosito y el risotto totalmente en su punto.
Para los más aventureros, luego llegaron los ravioles de camote en salsa de asado. UFFF. Qué rico… nunca se me hubiera ocurrido pensar en esa combinación de sabores pero déjenme decirles que ese plato es un HIT en el restaurante. La mezcla de sabores es de locos y vale totalmente la pena lanzarse a probarlos.
Después siguió como último plato de fondo otro risotto, pero esta vez de pesto super cremosito y con un pescado a la parmesana para chuparse los dedos.
Para terminar nuestro almuerzo nos sorprendieron con un tiramisú de la casa (no se dejen engañar por la foto, es super grande!) perfecto para compartir y darte un gustito al final de un almuerzo buenaso y una panna cotta con miel de maracuyá. Dos postres que tienen lo justo de dulce como para acompañarlos con una infusión o un café que le darán el toque final a una linda experiencia.
Si te mueres de ganas de probar estos platos y conocer la experiencia en Dánica…¿Qué esperas?