Experiencia en Qincha frente al mar.

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Hola de nuevo! Hoy quisiera compartir con ustedes nuestra experiencia en Qincha Restobar. Hace una semana fuimos a almorzar al restaurante ubicado en la costa verde y salió el sol. Sí, después de tantos días grises en Lima, Qincha nos recibió con una mesa con vista al mar y mucho sol. ¿Podríamos tener más suerte?

Para comenzar la experiencia pedimos las bebidas. Nos recomendaron dos de los cocktails más pedidos; el San Pancho, a base de pisco italia, piña, mirtillo y palo santo; y el Charapita Mule, un cocktail sin alcohol a base de ginger beer, maracuyá, aguaymanto y ají charapita.

Dos refrescantes y super especiales opciones para abrir el apetito para aquellos que van manejando y los que no. (No se dejen asustar por el ají charapita, la mezcla es increíble!)

De entrada probamos el «tiradito barranquino», que traía láminas de pescado con jugo de tumbo, ají amarillo y trocitos de palta y choclo. Mi recomendación para este plato es comerlo con cuchara (para no desperdiciar el juguito) y mucha paciencia… es tan rico que no vas a querer que se acabe!

Luego del tiradito nos recomendaron las papas huachanas. Éstas llevaban una buena dosis de salchicha huachana, con una yemita de huevo encima (la parte más rica) y una salsa de rocoto al carbón. Uffffff… lo terminamos más rápido que volando, creo que la foto habla por sí sola.

Como plato de fondo compartimos un tacu tacu de leguminosas (una mezcla de habas y pallares) a lo pobre. Tenía lomo saltado, huevo de codorniz y plátano frito. ¿Qué más podemos pedir?

Personalmente, es uno de mis platos criollos favoritos y cumplió con todas mis expectativas y más. Lo mejor de todo fue todo el juguito del lomo en el plato. 🙂

Para terminar con esta experiencia, como es usual, llegó el postre. Esta vez nos sorprendieron con un «suspiro de cumbe». Chirimoya, manjar de chirimoya, merengue crujiente y pequeños trozos de naranja dulcesita.

Es perfecto si lo que te provoca es un toque dulce pero no tanto como para empalagarte.