La experiencia en Ache

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Hace algunos días, fui con otro miembro del equipo de Mesa 24/7 a disfrutar un almuerzo en Ache, ubicado en Av. La paz 1055, Miraflores. La idea era descubrir más a fondo sus sabores y entender la propuesta que hay detrás de su concepto. Era la primera vez que iba al restaurante y tengo que decir, que la sorpresa fue totalmente grata.

El almuerzo empezó con dos refrescos. El primero de naranja con toques de té verde y el segundo, era una combinación de maracuyá con hierba luisa. Igualmente deliciosos, pero sobre todo, ligeros y refrescantes. Como cortesía, ese día tocó unas tapas de pesto de quinua con chalaquita de conchas. Una explosión instantánea que duró sólo un bocado y nos abrió aún más el apetito para lo que venía.

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Comenzamos con una tabla con 3 tipos de nigiris. El primero era el Inka Nigiri, arroz con una lámina de atún, quinua crocante y salsa de ostión (100% recomendado, sobre todo para los amantes de la quinua). Luego probamos el Hotate Spicy, que tenía una salsa de ají amarillo y el picante en su punto, totalmente soportable para todo tipo de paladar y finalmente el Salmón Parrillero, personalmente mi favorito. Si eres fan de los nigiris, no te lo puedes perder.

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Después de eso llegó la hora de probar los makis. Si vas a Ache, todos los clásicos los encontrarás en la carta, pero como nos gusta probar cosas nuevas, comimos el Quinua Spicy y el Beti Maki. Dos tipos de makis que sólo encontrarás aquí y que representan en todo su esplendor, las ganas de este restaurante, de experimentar con lo tradicional japonés y lo peruano. 100 puntos.

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Cuando pasamos al plato de fondo, tengo que admitir que estábamos un poco escépticas. No somos de las personas que pediríamos un pescado entero, es más, nunca se nos ocurriría. Pero como sabíamos que era su plato estrella, y como foodies que somos, teníamos que probarlo. Cuando llegó el famoso Pez Diablo Karage (a su estilo) a la mesa, notamos que los pedazos de pescado ya estaban cortados y servidos alrededor del plato listos para ser comidos. PERFECTO. No tuvimos que ensuciarnos, y fue lo más fácil para comer.

El sabor, simplemente espectacular, es algo que de todas maneras tienen que probar si vienen aquí. Definitivamente la mejor sorpresa del día.
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Para cerrar con broche de oro no podía faltar: el postre. Compartimos un créme brulée de hierbaluisa, que tenía la cantidad justa de dulce para no llegar a ser empalagoso ni pesado. En general, el ambiente de Ache fue en todo momento cálido y las personas que nos atendieron todas muy amables y atentas a dar un excelente servicio.
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Por: Daniela Philippides

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