Costanera 700: Legendario pasado, innovador futuro
Este mes nos provocó regresar a un restaurante que todos conocemos como legendario en Lima, que se hizo conocido hace más de 30 años por sus exquisitos cebiches y míticas chitas, aquel restaurante que amalgama a la perfección la sagrada comida japonesa y la sabrosa comida peruana; el inigualable Costanera 700. A lo largo de su historia y al margen de las modas, Costanera conserva la extraordinaria sazón marina de su fundador don Humberto Sato y se renueva con creaciones de su hijo Yaquir que complementa su legado, junto a sus hermanos.
Por un lado la carta representa la expresión culinaria de una vida llena de anécdotas transcendentales en la historia como aquella vez que el ex presidente, Alberto Fujimori llegó a un acuerdo pacífico con el ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram tras almorzar un cebichito preparado por Humberto, el cual fue bautizado luego como el “cebiche de la paz”. Don Humberto también logró re-crear a pedido de sus célebres comensales platillos antiguos (sabores ya olvidados) y hasta inventó su propia versión de platos extranjeros que siempre se propuso a mejorar y nunca igualar. Por otro lado Yaquir refresca la carta con exquisitos platos marinos que comparten protagonismo con las creaciones de su padre manteniendo al Costanera a la vanguardia de la tendencia nikkei moderna.
Dispuestas a descubrir los nuevos sabores de su carta, comenzamos nuestra experiencia Costanera con un abrebocas muy original, Tako Ankake. Dados de chicharrón de pulpo, bañados en salsa agridulce de ciruela acompañados de chifles de pescado con salsa de limón y canela china. Gran manera de iniciar el almuerzo al combinar sabores y texturas en un solo plato, lo crocante y ácido de los chips de pescado con lo suave y dulce del pulpo nikkei “aciruelado”. Sabores únicos que logran despertar la curiosidad por lo que se viene.
Como entradas pedimos un clásico e infaltable Carpaccio de Atún y unos extravagantes Caracoles a la Piedra. La mezcla de alcaparras, romero, perejil, aceite de oliva extra virgen y mostaza que bañaban en abundancia las finas y frescas láminas de uno de nuestros pescados favoritos, le dieron ese toque diferencial, que sobre las crocantes y pequeñas tostaditas, terminaba de conformar un delicioso y fresco placer al paladar. Las tostaditas que lo acompañaban tenían el tamaño preciso como para disfrutarlo cómodamente de un solo bocado. Por otro lado, los caracoles cambiaron su camiseta de típico delicatesen Francés y deslumbraron con su suave textura y dulce sabor Nikkei otorgado por la salsa de Shoyu-Mirin, a base de soya, miel y sake, que los bañaba. Si nunca has probado caracoles antes y buscas por fin experimentarlos y darte el lujo, los de Costanera 700 son los mejores para comenzar. ¡Exquisitos!
La entrada que se llevó las palmas, corona y medalla de oro fue la de las Albóndigas de Langostinos bañadas en salsa “Tokio”. Fritas y crocantes por fuera pero jugosas por dentro, las albóndigas venían cubiertas por una salsa dulce y espesa a base de miel y naranja, y acompañadas de crocantes zanahorias en juliana que le daban un extra “crunch” al plato. Adictivas desde el primer bocado, las albóndigas de langostino conquistaron nuestro paladar instantáneamente convirtiéndolas en el plato estrella del almuerzo. Sugerimos después de tal extraordinario encuentro, agregar junto a su nombre en la carta: “Maná de los Dioses”. ¡No dejen de pedirlas, es prácticamente obligatorio!
De segundo nos pedimos el Batayaki de Pulpo y Langostinos. Cocidos con mantequilla, ajos y Shichimi Togarashi (una especie de picante japonés para darle un toque “criollo”), vienen en una plancha de hierro caliente donde la cocción continúa en vivo y en directo para que alcance su punto preciso y se logre disfrutar como se debe. La mantequilla impregnaba los frutos del mar convirtiéndolos en un sabroso y casi culposo placer. Los acompañamos con un Chaufa de Verduras al wok, un clásico oriental que no podíamos dejar de probar también. Fue una combinación perfecta para un día invernal en Lima “la gris”.
Dicen por ahí que “si el final no es dulce, no es un buen final”, y como pensamos exactamente lo mismo, nos pedimos 3 postres a falta de 1. Comenzamos con un Cheesecake de Sauco acompañado de delicado sorbete artesanal de fresa. Nos gustó la mezcla y presentación de ambas frutas sobretodo porque el fresco sorbete no dejó que la espesa jalea de sauco empalague, logrando disfrutar el postre hasta el final.
Continuamos luego con un Tocinillo del Cielo acompañado de helado artesanal de coco. Compuesto por una gruesa base de turrón de coco, el cremoso tocinillo venía bañado en salsa de caramelo (dulce, dulce y ¡más dulce!). ¡Un delicioso manjar celestial!
Terminamos con el infaltable Soufflé de Chocolate, el clásico volcán (favorito de muchos) crocante por fuera y rebozando de chocolate caliente derretido por dentro. El helado artesanal de nocciola (más conocida como avellana) fue una agradable y elegante opción para reemplazar a la clásica vainilla que suele acompañarlo. ¡Placer puro en cada cucharada!
Podemos concluir después de tan grato almuerzo que la combinación de platos criollos, frutos del mar peruano y delicadas técnicas japonesas junto con un inigualable espíritu nikkei, hacen de Costanera 700 un imbatible clásico en su rubro. Con una merecida reputación que se mantiene intacta aunque pasen los años, los hijos de don Humberto han sabido mantener y mejorar aún más su prestigiosa carta demostrando que “La primera generación funda, y la segunda consolida”. ¡Grande Costanera!
Dirección: Av. Del Ejército 421 – Miraflores
Atención: Lun – Sab 12:30 a 23:00 / Dom y feriados 12:30 a 17:00
Extras: Cuenta con estacionamiento y valet parking.
Reservas: http://www.mesa247.pe/lima/restaurante/costanera_700
Escrito por: Melanie Macpherson y Meghan Macpherson
Contactos: meghan@mesa247.pe y mel_m22@hotmail.com
